viernes, 22 de marzo de 2013
Mi vecino
Nuestro barrio
Vivo en un barrio, alejado del centro de Posadas, capital de la provincia de Misiones. Hace apenas dos meses, llegué a esta provincia de Capital Federal. En realidad no sabíamos donde íbamos a radicarnos, porque alquilar puede depararnos ingratas sorpresas. En esta ciudad se encuentra la Iglesia en la que nos congregábamos y de la que nos ausentamos hacia ya dos años. Así que al regresar pedimos ayuda a nuestros hermanos de fe, para que nos ayudaran a conseguir una casa para nuestra pequeña familia. Demás esta decir que pedimos a Dios que él estuviera en control y que nos llevara al lugar donde pudiésemos vivir en paz y fuésemos de bendición para nuestros vecinos. Rápidamente surgió la oportunidad de alquilar una casa cómoda y confortable aunque bastante alejada de nuestros lugares de trabajo, pero por el apuro y confiando en que era lo mejor aceptamos. La vivienda es una construcción sencilla que forma parte de un barrio, con la que el gobierno de Misiones facilita el acceso a la vivienda a los empleados de la administración publica, con la mayoría de los servicios y transporte urbano para poder movernos a pesar de la distancia.
Nuestros vecinos
Al llegar a la casa fuimos recibidos por vecinos que estaban a cargo de la vivienda vacía ya que su dueño esta radicado en el interior de la provincia. No hicimos buenas migas, no es fácil hacerlo con vecinos (creíamos) tan distintos a nosotros, a nuestras rutinas y a nuestra desconfianza natural al llegar a un lugar desconocido para nosotros. Pero lentamente fuimos estableciendo pautas de conducta y distancias que hicieron que nos vayamos distanciando, quedando solamente el saludo habitual del "buenos días o "buenas tardes" pero nada más. Notamos que la hija mayor del matrimonio estaba embarazada, y fuimos testigos casuales de la tragedia que vivió la familia, cuando la bebé recién nacida falleció días después en el Hospital. Le dimos nuestro pésame a los abuelos, pero sin involucrarnos demasiado, ya que creamos que estas personas nos rechazarían por nuestra fe y forma de ser, tan distintos a ellos.
Invasión de amor
A todo esto, nuestra Iglesia con miles de Iglesias cristianas de todo el país se encuentran trabajando en lo que se denomina "Invasión de amor" en la cual se prepara una campaña evangelistica para llevar la Palabra de Dios a todo el país. Como miembros de la congregación también nosotros nos vimos involucrados en salir a invitar a más personas que quisieran que se orase por ellos, en los días previos a la campaña evangelista Así que, empujado por la voz del Espíritu Santo que me inquietaba enormemente para que los vaya a invitar a mis vecinos, un día venciendo mi cerrazón hacia estas personas, a las que ya las había juzgado como impropias de recibir esta invitación a pesar de que así el Señor me lo había indicado me acerqué hasta la señora de la casa, aprovechando que sus hijos no estaban y que su marido estaba en el trabajo y con mucha timidez me presenté como cristiano evangélico y le alcance los folletos de invitación a la campaña y le pregunté si quería que orásemos por ella y su familia, sin ningún compromiso.
Dios me sigue sorprendiendo
El Señor me sigue sorprendiendo y me demuestra, en hechos concretos, cuanto debo "amar a mi prójimo sin juzgarlo, y por sobre todo perdonando.
Cuando comencé a preguntarle si no le molestaba la invitación que le estaba haciendo (suponiendo que ella no era cristiana) ella me contó que su esposo había aceptado a Jesucristo y se había bautizado en LA MISMA IGLESIA donde nosotros nos congregábamos y que se había apartado hacia algunos años, luego de tener diferencias con un líder de su grupo. El esposo de esta señora, es un hombre que trabaja todo el día como operario de una retro excavadora. Mientras ella me contaba su historia, yo en mi interior solamente atinaba a pedirle perdón a Dios.
Hoy ya estamos orando por Hilda y Wenceslao, nuestros vecinos y por su hija Ana que perdió a su hija a causa de una mala praxis en el Hospital de la ciudad. Tan grande fue mi alegría que no dejo de alabar a Dios por la tremenda lección de vida que me dio y a la vez me alentó a ser presto al oír su voz, y en cumplir lo que Él me manda y por eso hoy lo estoy compartiendo con Uds, los que leen este testimonio.
Una vez un amigo me dijo que "nosotros somos los unicos culpables de retrasar la bendicion que Dios tiene para nosotros, con nuestros planteos racionales, con nuestras excusas, con nuestros prejuicios". Bendicion que Él tiene para muchos que sufren y esperan un milagro en sus vidas. Somos nosotros y no Dios quienes retrasamos esta bendición para los demas. He aprendido mi leccion y he encontrado a unos hermanos en Jesucristo en Wenceslao y en Hilda mis vecinos, mis "próximos" mis prójimos. ¡Gracias Señor! ¡Gloria y Alabanza a tu Santo Nombre!
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